Otras, se vuelve difícil, y por más que tratemos de buscar nuestro lugar, no lo encontramos. Es como cuando queremos encastrar la pieza equivocada en un rompecabezas. La damos vuelta, la giramos para la izquierda, para la derecha, buscamos varias maneras de hacerla posicionarse en el lugar que queremos, y después de varios intentos que duran unos segundos nada más, nos damos cuenta que esa pieza es la equivocada, una pieza que no pertenece a ese lugar, si no a otro. Pero ¿Qué pasa si después de varios intentos, nos damos cuenta que esa pieza no pertenece ni siquiera a ese rompecabezas?, ¿Qué hacemos verdaderamente con esa pieza? Lo ideal sería encontrar el rompecabezas al cual corresponde ¿No? pero aveces es más fácil olvidarse, y que la pieza simplemente quede en un rincón, juntando polvo, o entre otras piezas que fueron destinadas a lo mismo. Nosotros, a diferencia de una pieza de rompecabezas, podemos elegir entre estar destinados al olvido, o buscar insaciablemente ese rompecabezas al cual pertenecemos, tenga 6 o 500 piezas. Por más que sea un rompecabezas viejo, feo, olvidado, la sensación de encajar en un lugar es indescriptible. Lo mejor de todo esto, es que nosotros somos quienes decidimos con quien estar y con quien no, prejuzgamos a las personas con las cuales creemos que no vamos a tener una buena relación y otras veces, hasta nosotros mismos decidimos no encajar. Valorarse a uno mismo es una de las tareas más difíciles en el ser humano, sentir que vales más que una simple pieza de un rompecabezas que no encaja, tomar valor y sin importar lo que pase, encontrar ese preciado lugar al cual perteneces, con piezas las cuales van a sentir que sos perfecto para estar al lado suyo.
Pero en la vida, a veces es mucho más complicado encontrar el lugar al cual encajas perfectamente, que simplemente encontrar un rompecabezas entre una pila de cajas de las cuales estás seguro que una es la indicada.
